viernes, 8 de agosto de 2008

TICs y su efecto en el aprendizaje

Efectos cognitivos producidos por la coparticipación con tecnologías inteligentes


Los docentes somos seres reflexivos, en permanente búsqueda de superación, no para nosotros, sino para nuestros alumnos, quienes son el eje de nuestra profesión. Las preguntas que surgen prácticamente a diario suelen ser ¿Qué necesitan saber mis alumnos? ¿Qué puedo hacer para que mis alumnos aprendan más y mejor? Pero entonces, ¿qué es aprender más y mejor? ¿Qué funciones cognitivas deben desarrollar? ¿Qué papel juegan la voluntad, la motivación, el esfuerzo, la persistencia, el compromiso?
Aquellos que llevamos varias décadas dedicadas a la docencia notamos cambios rotundos en nuestros alumnos: han cambiado sus intereses, sus períodos de atención, su relación con el adulto. Muchos docentes protestan y dicen que ya no se puede enseñar, que en las aulas hay que sobrevivir. Lamento informarles que disiento con este concepto. Es que los jóvenes son protagonistas activos de los cambios sociales que vivimos, y los adultos solemos ser más remolones, queriendo que todo quede igual, así como nosotros lo controlábamos, como un zapato viejo que nos queda cómodo. Grave error. Ser docente significa ser mediador entre la sociedad y el alumnado, y si tanto la sociedad como el alumnado están cada día más informatizados con tecnología inteligente, ¿Qué estamos haciendo los docentes?
Muchos “orientadores de aprendizajes” prefieren evitar el uso de la tecnología porque consideran que significa caer en una simplificación, donde el aprendizaje es más pobre. En el artículo publicado en la revista CL&E, los autores Gavriel Solomon, David Perkins y Tomar Globerson nos presentan algunos puntos de vista que descartan el punto de vista del reduccionismo y la simplificación. La breve introducción a este trabajo ya nos orienta en sus investigaciones: “Utilizar un ordenador supone una simbiosis de nuestra inteligencia con una herramienta externa sin la cual la mente contaría sólo con sus propios medios y no funcionaría igual. Por otra parte, algunos de los procedimientos de uso del ordenador pasan de hecho a interiorizarse, a incorporarse autónomamente a la mente.” Dado que una de las características que distingue al hombre de seres menos inteligentes es la capacidad de utilizar herramientas y tecnología para facilitar, mejorar, extender su trabajo, sería contradictorio negar el uso de tecnologías inteligentes como instrumento de progreso.
Volvemos entonces a la pregunta inicial pero ligada a la tecnología inteligente: ¿Qué efectos produce el uso de TICs en el aprendizaje de nuestros alumnos? Los autores responden a esta pregunta presentando dos posibles resultados: el aprendizaje con la computadora y el aprendizaje de la computadora. Estas dos situaciones de aprendizaje difieren notablemente entre sí, aunque ambas son importantes, y es necesario distinguirlas y reconocerlas para que ambas estén presentes en los procesos de enseñanza – aprendizaje.
Al trabajar con cualquier tecnología, en este caso tecnología inteligente, incorpora o suma a su propia capacidad aquello que ofrece dicha tecnología. Desde el artista plástico que utiliza sus pinceles y pinturas hasta el cirujano que emplea equipamiento específico, la tarea se ve facilitada por las herramientas que utiliza. De igual manera, el alumno utiliza un libro, un texto, una calculadora, un lápiz y papel para concretar determinada tarea. El ordenador se convierte, de esta manera, en un instrumento más del cual dispone el aprendiz. En este caso, está aprendiendo con la computadora, realizando una especie de trabajo en equipo, formando una asociación. La computadora lo lleva a una zona de desarrollo próximo, siguiendo la línea vigotskiana. Existen quienes se oponen a este uso, ya que consideran que el ordenador simplifica la tarea y posiblemente el alumno nunca llegue a desarrollar ciertas capacidades porque le son ofrecidas desde afuera. Sin embargo, somos concientes que es necesario automatizar ciertas funciones simples para lograr procesos psicológicos superiores, y esto se logra con mayor eficiencia cuando hay un instrumento que lo facilite. Por otro lado, volvemos a la característica del ser humano, que es humano justamente por su capacidad de utilizar herramientas para lograr tareas cada vez más complejas. Todo indicaría que si no necesita invertir tiempo y esfuerzo en cosas simples, lograría llegar más lejos porque invierte sus esfuerzos en objetivos más complejos. Citando el texto original, “La obra de una persona en colaboración con la tecnología podría ser mucho más inteligente que la obra de la persona a solas”. En este caso es necesario tener en cuenta la voluntad y el esfuerzo de la persona que utiliza dicha tecnología, ya que “los ordenadores inteligentes ofrecen una posibilidad de colaboración capaz de ampliar el rendimiento intelectual de usuario. Pero el grado de realización o cumplimiento de este potencial depende en gran medida del compromiso voluntario del usuario. No depende solamente de la pareja de interacción estudiante/ordenador sino de CÖMO se emprende la colaboración.”
Por otro lado, ciertas actividades realizadas con una computadora dotarían al alumno de habilidades que no obtendría de otra manera, y los residuos cognitivos transferibles podrían ser utilizados en situaciones donde no exista tal herramienta de trabajo. La persona ha adquirido destrezas que le son útiles en diversas situaciones, ofreciendo un desarrollo cognitivo permanente que lo ayudará en diversas situaciones de vida. Tal es el caso de una tecnología inteligente que lo ayude a mejorar habilidades que escritura, que serán empleadas aún cuando escriba con lápiz y papel. En este caso, el alumno ha aprendido de la computadora.
Los autores de este informe concluyen de la siguiente manera: “para aprovechar al máximo la oportunidad hace falta la colaboración, no sólo entre las personas y las máquinas, sino entre personas expertas en distintos campos. Al mismo tiempo que los investigadores en el campo de la inteligencia artificial continúan desarrollando instrumentos cognitivos, los expertos en la enseñanza, los investigadores de la pedagogía y el comportamiento humano, los sociólogos sensibles a os modelos de interacción cultural, e incluso los filósofos examinando cuestiones de significado y de ética, tendrán que dedicar sus opiniones y sus conocimientos al problema. Pronosticamos un cambio bastante tortuoso pero que llevará a resultados no sólo saludables sino también sorprendentes.” Insisto, los logros son de las personas, no de las máquinas, y está en nosotros alcanzar cambios positivos. Después de todo, termino como comencé, afirmando que los docentes somos seres reflexivos…

Bibliografía:
SALOMON, G., PERKINS, D. Y GLOBERSON, T. (1992), “Coparticipando en el conocimiento: la ampliación de la inteligencia humana con las tecnologías inteligentes”, en Revista CL&E Comunicación, lenguaje y educación Nº 13:6-22.

3 comentarios:

Virginia Campos dijo...

HOla Penny!

Me interesa mucho tu artículo, especialmente estoy de acuerdo con la idea de que los docentes somos seres reflexivos y con la siguiente parte:

"...Aquellos que llevamos varias décadas dedicadas a la docencia notamos cambios rotundos en nuestros alumnos: han cambiado sus intereses, sus períodos de atención, su relación con el adulto. Muchos docentes protestan y dicen que ya no se puede enseñar, que en las aulas hay que sobrevivir. Lamento informarles que disiento con este concepto. Es que los jóvenes son protagonistas activos de los cambios sociales que vivimos, y los adultos solemos ser más remolones, queriendo que todo quede igual, así como nosotros lo controlábamos, como un zapato viejo que nos queda cómodo. Grave error. Ser docente significa ser mediador entre la sociedad y el alumnado, y si tanto la sociedad como el alumnado están cada día más informatizados con tecnología inteligente, ¿Qué estamos haciendo los docentes?..."

y me gustaría relacionarlo con las palabras de Graciela:

"...En medio de estas reflexiones, recordé que a poco de publicarse leí el artículo de Fabio Tarasow "El Llanero Solitario" (PENT)... Volví a releerlo y sentí que, como comisión nos estamos equivocando...¡Y no nos pongamos excusas!... Cuando nos inscribimos todos sabíamos de nuestros horarios de trabajo, posibles "enfermedades invernales", exceso de exigencias laborales fuera de horario escolar, etc y- a pesar de ello- elegimos la cursada con todos los aditamentos que ella traía aparejada... Es obvio que circunstancialmente algunos puedan "desarecer temporariamente" por alguna situación personal... Pero, de 40 que somos... ¿es posible que sólo trate de mantenerse en contacto alrededor de 5? ¿Qué pensaríamos si eso ocurriera en una de nuestras clases?..."

Es verdad, ¿Qué estamos haciendo los docentes?

La idea sería utilizar la tecnología como una herramienta para interactuar y así enriquecernos con el conocimiento que cada uno puede aportar, además de asimilar bibliografía. Muchas veces nos quejamos de que nuestros alumnos participan "hasta ahí" y que no están motivados.

Creo que la pregunta que formulás en la introducción resume mi comentario

"...¿Qué papel juegan la voluntad, la motivación, el esfuerzo, la persistencia, el compromiso?..."

Seguimos reflexionando :)

Felicitaciones por el artículo!
Nos leemos.
Vir

Graciela S Maldavsky dijo...

Penny:
Acabo de leer tus reflexiones: ¡Cuántas verdades encierran!...
Al igual que Virginia, me sentí muy cerca tuyo, respecto a los "cambios de nuestros alumnos: sus intereses, períodos de atención,..." A través del tiempo fueron muchísimas la ocasiones en las que la escuela fue atrás de los "cambios"... Entonces, es hora que seamos los docentes quienes tratemos de incorporarnos a esta Sociedad de la Información y la hagamos entrar a la escuela no por la "puerta de atrás" sino por la puerta grande... Creo, modestamente, que eso es lo que los niños y jóvenes de hoy nos reclaman pues es la única manera posible (al menos en apariencia) que les permitirá insertarse en el futuro como usuarios/productores críticos, y tal vez, como hombres y mujeres libres porque su modo de pensar, su capacidad de crear y recrear conocimientos, nada ni nadie se las podrá quitar dondequiera que ellos estén.
Nuevamente felicitaciones por tu artículo y disculpame por la extensión de mis comentarios. Cariños:
Graciela

Gaviot dijo...

“Los docentes somos seres reflexivos” Qué comienzo!!!!!! Para vos que escribís es una declaración de principios, pero para el que lee, en este caso una docente, esta afirmación es una declaración de guerra, un desafío ineludible. Bravo!!! En el artículo lográs un excelente análisis de los puntos más importantes de la bibliografía elegida. Coincido con vos en tus opiniones, sobre todo en lo relacionado al comportamiento de desconfianza de la mayoría de los docentes. Considero que la principal causa de esta actitud es no asumir con conciencia y responsabilidad el rol que marcás: el de de mediadores / facilitadotes entre la sociedad y los alumnos. Hemos llegado hasta aquí como humanidad acompañados por nuestra interacción con la tecnología, y las características positivas o negativas de este desarrollo se basan no en ellas mismas sino en nuestros fundamentos éticos y morales. Como señalás, las tecnologías nos ofrecen muchas posibilidades en relación al rendimiento intelectual. Si pensamos en las aplicaciones de las TICs en los proceso de enseñanza aprendizaje, me parece muy importante reflexionar sobre esos cambios que planteás al inicio de tu artículo, cambios que como docentes no deberíamos mirar pasivamente y con tanta desconfianza. Leyendo tu artículo también me acordé de una nota que hoy escribe Juan Pablo Feinmann en Página 12, y que tiene que ver con el uso de la tecnología y la creatividad. En el contexto de la increíble inauguración de los juegos olímpicos, decía: “Fue, en muchos de sus pasajes, una exhibición de belleza. Le recordaron al mundo la riqueza, la densidad de su milenaria cultura. Porque los chinos son geniales en el arte del diseño y eso los convierte en uno de los pocos pueblos que pueden utilizar el avance tecnológico para hacer arte. Cuando los norteamericanos hicieron sus Juegos Olímpicos sentaron a 40 pianistas ante 40 pianos blancos. Todos tocaron la Rhapsody in Blue. Fue la peor versión de la historia de una partitura que casi no puede sonar mal de ninguna manera.” Es decir, otro ejemplo más: no son las tecnologías, es su uso. Muy bueno tu artículo. Fabi

Blogfolio diario de viaje

Rodolfo Dominguez - Educación y NT - de FLACSO -

EducaciónTecnológica

DESCUBRIENDO LA BLOGOSFERA

Educación y futuro